Cada año, miles de hectáreas de bosques de la Amazonia colombiana son destruidas ilegalmente. Y cada año, son pocos los controles para frenar las prácticas en las que incurren los grupos al margen de la ley para exportar madera a otros países.
La tala ilegal de árboles en Colombia es un problema ambiental que ha alcanzado proporciones alarmantes, dejando millonarias sumas de dinero a estos nuevos “carteles” y grandes efectos en la biodiversidad y profundas huellas en el clima global.
Para exportar madera desde regiones como el Chocó y la Orinoquía, es necesario internarse a lo más profundo del bosque colombiano, pero no con machete en mano, sino con equipo pesado. Maquinas que destruyen todo a su paso, acabando con el hábitat de varias especies de aves y anfibios, sin aun llegar hasta el sitio a donde comenzarán a cortar la madera de exportación.
Y cuando comienza el corte ilegal, comienza el daño ambiental ya que la tala ilegal libera grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, exacerbando el calentamiento global. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la deforestación en Colombia está contribuyendo significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero para llegar allí se requiere de fuerza humana, hombres y mujeres que abandonan sus hogares y ahora se enfrentan a desplazamientos forzados y un aumento en la pobreza.
De regreso al puerto
Ahora con la madera cargada en camiones y con destino al puerto más cercano, el recorrido es el mismo. El mismo trayecto por donde regresaron, pero esta vez aplastando por segunda vez el ecosistema que tal vez pudo sobrevivir.
El hábitat ya fue destruido y las especies ya han abandonado su vida salvaje. De igual forma el ambiente está contaminando. Esta vez los camiones regresan con madera y maquinaria más pesada.
Algunos trabajadores no regresaran.
Control y legislación
El gobierno colombiano tiene una legislación fuerte para esta tala ilegal.
En 2021, el gobierno colombiano promulgó la Ley 2111, que modifica el Código Penal para incluir delitos ambientales específicos y aumentar las sanciones. Esta ley considera la tala ilegal de árboles como un delito grave, con penas que van desde multas significativas hasta prisión para los responsables.
El artículo 333 de esta ley establece sanciones estrictas para quienes realicen actividades de tala ilegal, subrayando la importancia de proteger nuestros bosques.
Pero estas leyes y modificaciones no son suficientes para combatir este tipo de crimen ambiental. Es necesario la creación de áreas protegidas y el uso de tecnologías avanzadas de monitoreo, tales como imágenes satelitales y drones.
A nivel internacional, existen muchas organizaciones como WWF y Greenpeace que luchan para apoyar estos esfuerzos y concienciar sobre la importancia de la conservación forestal, pero sus labores son muy limitadas.
La tala ilegal de árboles en Colombia es un desafío complejo que requiere una respuesta multifacética. Si no se toman medidas más drásticas y efectivas, el futuro de los bosques colombianos y de las comunidades que dependen de ellos es oscuro. Sin embargo, con un enfoque coordinado que incluya la participación de todos los sectores de la sociedad, gobiernos, ciudadanía, sobre todo la juventud, es posible revertir este fenómeno.
@maite-burgos Orlando, Florida,
