Loki, la nueva serie de Marvel de Disney Plus, establece su tono desde el principio, en un episodio con un número de risas y conceptos divertidos, aunque uno en el que el drama no siempre encaja bien. Después de que el Dios de la Travesura (Tom Hiddleston) salga de Vengadores: Endgame, se encuentra en el desierto de Gobi, en Mongolia (aunque no está claro cuándo se encuentra), y la toma que lo reintroduce, medio enterrado en la arena, refleja una toma de Tony Stark en el Iron Man original, después de que él también escapa del cautiverio y se estrella en un lugar lejano. Loki, que siempre ha sido un villano o un jugador de serie B, por fin está listo para ser el centro de atención, aunque la gloria no será fácil para el príncipe asgardiano.
El primer episodio de la serie hace un par de cosas clave. Por un lado, mira hacia atrás y nos reintroduce a Loki minutos después de la película original de Los Vengadores (o más bien cuando se retomó en Endgame), en la que intentó (y fracasó) apoderarse del planeta. Por otro, mira hacia el futuro del MCU, que espera desprenderse de su bagaje de Piedras del Infinito y de sus mezquinas conquistas planetarias en favor de una amenaza tan enorme -escucha atentamente y oirás las palabras “multiverso” y “locura” muy cerca- que la serie no tiene más remedio que desinflarse y dejar de lado los acontecimientos de las Fases 1 a 3.
Ahí es donde entra en juego la TVA, la Autoridad de la Variación Temporal.
El primer miembro de la TVA que conocemos es la imponente Cazadora B-15 (Wunmi Mosaku), que golpea a Loki en la boca con su porra, lo que hace que el aspirante a gobernante de Midgard caiga hacia atrás en cámara lenta. Su cara se tambalea cómicamente y, por un momento, no está claro por qué, hasta que B-15 se pasea despreocupadamente por el cuadro a velocidad normal, revelando el increíble poder temporal que ejerce como si fuera una tarea mundana y cotidiana. Demasiado para el “glorioso propósito” de Loki.
La sede de la organización, diseñada como una especie de cruce entre The Good Place y los segmentos de los años 60 de Men in Black III, existe fuera del tiempo y busca preservar la línea temporal establecida tal y como la hemos visto desarrollarse. Mientras Loki es detenido y procesado, los mundanos oficinistas de la TVA le hacen secamente preguntas que parecen demasiado enormes para comprenderlas, pero que son bastante rutinarias para los administradores, como hacerle firmar un documento que confirma todo lo que ha dicho. Loki habla de su propia divinidad y de sus planes de dominación, pero a estos zánganos de la oficina les importa un bledo. Una vez fue la amenaza central para los Vengadores, Loki es una mera mosca para la TVA, una plaga rutinaria que se aplasta sin pensar demasiado. Para estos seres cósmicos, las Piedras del Infinito son baratijas desechables. Toda la grandeza que Loki y el MCU tuvieron en su día se ha desinflado por completo. Es bastante divertido de ver.
Veredicto
El estreno de Loki sitúa al MCU en un nuevo camino, en el que las Piedras del Infinito ya no importan y la ramificación de las líneas temporales y los multiversos son la nueva gran amenaza. La serie es una auténtica comedia -Tom Hiddleston y Owen Wilson tienen una dinámica divertidísima en pantalla- pero sus momentos dramáticos se ven obstaculizados por una narración rebuscada y una excesiva dependencia de clips de películas anteriores. En el momento en que se revela su giro final, el episodio de estreno de la serie establece una dinámica intrigante, y un villano que seguramente pondrá a prueba al Dios de la Travesura como nunca antes lo había hecho.
@alex-martinez – Fuente: Siddhant Adlakha.