En cinco canciones, el rapero colombiano plasma sus vivencias, experiencias y aprendizajes invitando a dejar huella en cada paso que se da.
Retórica Rima es la expresión más íntima de Diego Enríquez, es la forma en la cual se manifiesta su personalidad en su integridad. El que conoce a Retorica Rima, a través de sus canciones, conoce a Diego en sus diferentes roles. Por un lado, lo creativo e imaginativo a la hora de generar alguna sonoridad con su voz y, por otro, la puesta en escena de su personalidad, incluyendo su estilo a la hora de hablar, vestir y escribir.
El proyecto Retórica Rima nace como respuesta a un sentimiento de toda la vida, es una muestra de la pasión por la música, en especial por el rap. Es un medio de expresión que resalta cómo Diego Enríquez se manifiesta ante el mundo.
La intención de su propuesta es darle a conocer al público la versatilidad de un sonido que en sus raíces es rap, pero se desenvuelve en diferentes ritmos. Rap como esencia en medio de la diversidad.
“Siempre busco que cada composición y creación resalte y exalte el sentimiento entrando por los oídos y pasando por el corazón”.
Comenta el artista
Legado’ es el nuevo EP de Retórica Rima, un trabajo musical de cinco canciones que habla de los ciclos personales y afectivos en donde todo tiene un comienzo y un final. A nivel de producción, el EP presenta una variedad rítmica de sonidos rap, dembow y ritmos latinos.
El mensaje que quiero transmitir por medio de este EP es una invitación a plasmar su propio camino. Que cada quien deje su huella en el mundo. En mi caso, dejo mi legado relatando en cada una de las canciones vivencias, experiencias y aprendizajes”.
comenta: Diego Enríquez
Retórica Rima considera que lo más importante está en la esencia y la devoción que se le entrega a los proyectos y este proyecto de vida de Diego Enríquez está cargado de honestidad e innovación. Las personas que escuchen su propuesta quedarán cargadas de mensajes positivos y sonidos frescos que conquistarán los oídos más exigentes.
@alex-martinez – Fuente: Diego Baéz